Carta abierta a la organización de Rock al Parque

¡¡UNA CARTA ESCRITA POR ALGUIEN QUE CONOCE EL FESTIVAL ROCK AL PARQUE DESDE ADENTRO!!




Los Peyes estamos de acuerdo con la totalidad de lo que dice.


Carta abierta a la Organización de Rock al Parque

Estimados señores:

He participado en Rock al Parque desde su nacimiento de distintas maneras, ya sea como manager de grupos, jurado del festival en una ocasión, colaborador de los dos libros referentes al festival, pero especialmente como cronista del evento y como fan de una institución que ha crecido a la par de la escena rockera de esta ciudad. Yo fui militante activo de primer momento cuando la administración Peñalosa quiso acabar con el evento, y ayudé desde mi columna, en el desaparecido semanario Suburbia, a recoger firmas para que se sintiera la importancia de Rock al Parque entre la juventud bogotana. Por todo esto, me siento con cierto derecho a poder dirigirme a ustedes y decirles unas cuantas cosas que observo de lo que ha sucedido en los últimos tiempos.

Esta es la primera vez en 18 años que voy a unirme a los que dicen que nuestro festival se volvió Rosca al Parque.

¿Por qué digo esto? Para explicarlo, acudo a la historia.

El festival, en medio de sus dificultades durante todos estos años, había logrado al menos un respeto por unas reglas básicas de competencia y justicia. Las bandas sabían que había que presentarse a unas convocatorias y cumplir unos requisitos para poder ser consideradas para participar. Está claro que la gran mayoría de ellas sabía que el jurado iba a tomar decisiones que podían ser o no favorables, pero que las tomaba con la autoridad y la honestidad debida. El jurado estaba en la misión de seleccionar lo mejor del momento, porque sabía que esas bandas iban a ser las representantes de la ciudad en el evento.

Luego, cuando se impusó la figura de “los invitados”, la organización utilizaba ese recurso para incluir dentro del cartel a las agrupaciones que merecían ese honor, después de varios años de participación en el festival y de tener una carrera realmente destacada en el ámbito local y, por que no decirlo, en el internacional. Yo fuí manager de una banda, Pornomotora, que tocó en Rock al Parque 6 veces antes de ser invitada y poder obviar las convocatorias. Ya en ese momento Pornomotora había publicado 2 discos, habia sido la primera banda indepediente bogotana nominada a dos premios MTV y había llenado en 3 ocasiones el Teatro Jorge Eliécer Gaitán. La organización sabía, y la escena en general lo reconocía, que la banda merecía ser incluída directamente en el listado de artistas de Rock al Parque. Como Pornomotora, se pueden nombrar varios ejemplos y la verdad, ustedes lo saben, nadie podría chistar al respecto.

Cumplir estos acuerdos que respetaban todas las bandas de la ciudad hacían parte de un verdadero ejercicio democrático, porque las reglas aseguraban una convivencia y había espíritu de solidaridad.

Desde hace 3 años ese espíritu se rompió. Primero se incluyeron como invitadas bandas que, por sonar en radio, se les suponía populares y aunque en algunos casos ni siquiera habían tocado con anterioridad en el festival, se obvió el proceso de convocatoria en ellos. Luego, para completar una tarima de sonido electrónico que justificaba la presencia de un invitado español, se incluyeron en el cartel, faltando pocos días antes de la fecha, a proyectos de sonidos similares que nunca tuvieron la intención de participar de otro modo en el festival. Estos proyectos fueron vinculados a Rock al Parque por ser habituales en bares de moda del norte de la ciudad, y haber tocado un par de veces como teloneros de fiestas, nada más. Algunas de ellas ni siquiera habían publicado un disco. En este caso se pasó por encima de cientos de bandas bogotanas que respetaban las reglas de juego y nunca hubo una justificación clara del asunto.

Ahora este año la cosa es peor. Eso de llamar a Rock al Parque 2012 el festival de la diversidad ha dado pie a que se escuden a meter a cualquiera en el cartel sin disimulo. Y ademas de violar principios básicos de la oportunidad y del cumplimiento de las reglas básicas del evento que se han dado desde su nacimiento, hacen lucir a Rock al Parque como un certamen de política demagógica, dejando de ser un festival enfocado de manera útil en materia musical para la escena rockera. Suena realmente cínico decir que había una obligación de meter como sea una banda de niños, otra de afros, otra de mujeres y quien sabe qué más categorias, sin siquiera tomarse el trabajo de hacerlo en el marco de las convocatorias. Es una selección a dedo, hecha a último momento, de una manera que da todas las sospechas del caso.

Decisiones que se notan apresuradas, que tratan de tapar un hueco con precipitudes, pasando e irrespetando a muchos músicos y propuestas artísticas que han hecho su labor de manera clara y honesta. Ahí es donde el argumento de la diversidad se cae a pedazos, la verdad.

El festival desde hace 3 años no sólo no tiene una dirección clara en su curaduría sino que además se burla de la institucionalidad y los acuerdos tácitos ya establecidos. Se inventan medidas copiadas de ambientes de la radio comercial para sugerir una lista de artistas sin ton ni son para que la gente vote por internet, como si fuera un concurso de una empresa top40 y no para el que se dice el festival gratuito más grande de América Latina. Además, ustedes mismos deben reconocer, la experiencia resultó funesta, tanto así que tuvieron que llamar una auditoria para darle claridad a un experimento que no tenia que haber sido siquiera implementado.

Ustedes mismos saben que la gente rockera de esta ciudad está furiosa y siente que le han sacado el festival de las manos. Nadie duda que el parque Simón Bolívar se va a llenar (eso esperamos, la verdad), pero se sentirá mucho el descontento de lo sucedido este año.

Ustedes deben tener claro que, además, la comunicación ha fallado y ha tenido momentos terriblemente torpes y vergonzosos. Pero, aún así, estos inconvenientes y malas decisiones no los han enfrentado con la claridad y con la seriedad que se espera de ustedes.

Los invito a que realmente reflexionen sobre lo hecho, a la forma que han manejado todo y las consecuencias que han traído sus actos. Esto no se trata de simplemente si debieron traer a tal o cual banda. No. Ustedes manejan presupuesto del erario público y eso hace que el festival le pertenezca a toda la ciudad y es su obligación responder ante los ciudadanos por ello. Además, deben recordar que Rock al Parque se hizo para engrandecer una escena musical que lo necesita. Están tomando las decisiones equivocadas y están dando los mensajes más perjudiciales. No sé si son conscientes que su comportamiento rompe los esquemas democráticos de una institución respetada y que están cayendo en favorecimientos desmedidos con contenidos desiguales. El festival debe ser una plataforma creible de expansión del Rock de esta ciudad y no un ejemplo de lo que, como decía al principio, es una rosca ofensiva e improvisada.

Les agradezco desde ya su atención.

José Gandour

Director Zonagirante.com

P.s. Los interesados, siéntanse con la libertad de compartirlo